Hoy en día, muchos procesos de negocio se apoyan en sistemas que generan grandes volúmenes de datos. Esta información, a su vez, debe recolectarse de forma efectiva, analizarse, valorarse e interpretarse para guiar a las empresas en la toma de decisiones y generar competitividad organizacional.
Sin embargo, para poder garantizar buenos resultados, es necesario implementar estrategias como el Business Process Mining (BPM), o minería de datos de negocio, que a través de algoritmos avanzados pueden generar automáticamente modelos de procesos y calcular métricas de los mismos.
Del mismo modo, el BPM maneja un ciclo de vida de los procesos de negocio, que constantemente evoluciona para que exista alineación e integración con la estrategia que se plantea cada empresa. En la nota de hoy, consideramos fundamental abordar en qué consiste cada uno de los ciclos y cómo su correcto entendimiento permite aportar contenido de valor a los clientes y empresas.
Como ya mencionamos, para que la minería de datos sea efectiva es importante que esté en constante evolución. No obstante, esta afirmación no implica que no existan una serie de etapas que deben tenerse en consideración para que la optimización de procesos de negocio sea posible.
En términos generales, existen 3 etapas y con algunas subfases clave dentro del ciclo de vida del BPM:
Esta primera parte del ciclo está destinada a definir cuál es la estrategia empresarial que se va a utilizar. Para eso, es importante considerar los objetivos estratégicos y el aporte de valor que se quiere lograr en cada etapa del proceso. Además, se recomienda incluir el tipo de indicadores que van a ser tomados en consideración, como:
- KPI (Key Performance Indicators): se utiliza para medir el nivel del rendimiento de un proceso.
- KGI (Key Goal Indicator): se utiliza para definir qué objetivos se deben alcanzar.
- PPI (Process Performance Indicator): se utiliza para medir, evaluar, revisar y gestionar el rendimiento de los procesos de negocio.
Una vez se realiza todo lo anterior, se deben analizar los procesos de negocio. Usualmente, esta tarea se desarrolla a través de modelos de negocio, mapas de macroprocesos, diagramas de flujo y cadenas de valor que se interrelacionan con procesos transversales y su interacción con actores o sistemas existentes.
En esta etapa, ya se cuenta con información suficiente para eliminar actividades que no aportan valor al cliente o al negocio. Además, también se destacan aquellas tareas que pueden automatizarse para aprovechar a las personas especializadas en otras áreas de gestión y desarrollo.
Cuando finalmente se detectan y se corrigen las debilidades, el resultado es un producto mucho más completo. Esto da paso al análisis de los costes de inversión y se procede a implementar la estrategia que se ha venido trabajando.
Aunque exista certeza de la calidad de una estrategia, es importante monitorear su comportamiento y evaluar los resultados. Para esto, existen tableros operacionales, tácticos y estratégicos que pueden determinar en tiempo real qué está sucediendo según la funcionalidad deseada.
Por último, a partir de los datos obtenidos se pueden mejorar procesos, optimizar resultados, adecuar tareas y evaluar de manera objetiva lo que una empresa o negocio necesita de forma específica.
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